Ruth y Pancho…

perro

La verdad es que la relación de las personas con sus mascotas pueden llegar a ser cuanto menos curiosa. Para mi lo es porque no amo los animales. Lo digo tranquilamente, sin temor a que las personas que piensen de forma diferente a la mía puedan tacharme de «rarita». No les deseo nada malo, pero no son mi pasión. Tampoco considero que eso sea un pecado ¿no les parece?.

El caso es que hace años que tengo una amiga que tiene un perro y un gato. No es que los ame, es que para ella «son sus hijos» (distinto de decir que son «como sus hijos»). Ella dice que si un día ella no está, los que la van a echar más de menos, serán sus animales. Yo sencillamente alucino con esta frase tan categórica. No alcanzo a comprenderlo.

A menudo le hago broma: «Ruth, Pancho está mejor alimentado que yo«. Ella se ríe y me contesta que no es verdad, que no tengo pruebas. Pero vaya menús tiene el perro de Ruth.

Cuando viene a verme a mi tierra, los deja en casa de familia o amigos. Está pendiente de quién los ha dejado a su cargo. Preocupándose de que hayan salido a pasear y de que estén bien alimentados.

Siempre me dice que me va a regalar un perro, que me hará compañía y seré más feliz. Más de una vez he pensado que quizás tendrá razón y debo adoptar uno (¡que no comprar, me reitera siempre!). Pero entonces siempre, siempre, siempre, pienso: «si hombre, si lo tendré que sacar a pasear, vacunar, llevar al veterinario, limpiar sus necesidades y procurar que tenga alimento. No quiero esta responsabilidad«.

Ahí, en este punto, es cuando a menudo acabo pensando que todas las personas que hacen cosas por mi, voluntariamente, porque me quieren, sin recibir algunas veces agradecimiento por mi parte… lo hacen sin esperar nada a cambio. Son actos de generosidad que no pretenden otra cosa que hacerme la vida más fácil, solo hacerme un poquito más feliz.

Y sin embargo, cuanto esfuerzo ponemos en señalar los errores o defectos de los demás y que pocas veces estamos dispuestos a ser generosos con los demás … empezando por mi, que jamás tendría un perro… ¡lo siento Ruth, pero por mucho empeño que le pongas, no cambiaré de opinión!

Feliz semana a todos.

Publicado por

Cristina Alegret - la sonrisa es el lenguaje del alma

Creo firmemente en las relaciones personales de verdad. Creo que los amigos, los buenos amigos, son incluso de la familia. Creo en la familia por encima de todo. Creo en la nobleza, en la ética, en la integridad, en la perseverancia y en la humildad. Creo que cultivando la virtud de la alegría, la paciencia, la serenidad, la escucha activa, la entrega a los demás, se llega lejos...se consigue todo. Creo que siempre tenemos que ponernos en los "zapatos" de los demás, antes de opinar. Creo que las cosas siempre pasan por algo y que tenemos que ser nosotros los protagonistas de nuestra vida, de nuestras decisiones...sería injusto hacer responsables a otros, ¿no creéis?.

Un comentario en «Ruth y Pancho…»

  1. El artículo no es concluyente. Entiendo tu punto de vista de los dos primeros párrafos pero no comprendo la lógica del salto a los dos últimos.
    Coincido con Ruth que un perro te encantaría y te gustaría mucho.
    Un último comentario: un perro síempre te da, siempre te espera, siempre está pendiente… aunque tú no le des a cambio.
    Te reto a tener uno para que releas tu artículo.
    Croac

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